En el vertiginoso mercado actual, recortar gastos puede parecer tentador. Pero hablemos de un ámbito en el que escatimar puede costar mucho más de lo que se ahorra: la diligencia debida técnica y las auditorías energéticas.
Diligencia debida técnica: Este es un aspecto innegociable de cualquier adquisición o reconversión importante de un inmueble. No realizar una evaluación técnica exhaustiva puede exponer a su empresa a costosas deficiencias estructurales y ramificaciones legales en el futuro.
Auditorías energéticas: La sostenibilidad no es sólo una palabra de moda; es cada vez más una métrica por la que se valoran los bienes inmuebles. Los activos energéticamente eficientes no sólo son buenos para el planeta, sino que también son económicamente más viables a largo plazo.
Retorno de la inversión y valoración: Aunque parezca mentira, los inmuebles con características certificadas de eficiencia energética tienden a tener una valoración de mercado más alta. Por lo tanto, una auditoría energética puede pagarse literalmente por sí misma, posicionando su activo de forma más competitiva en el mercado.
⚖️ Cumplimiento de la normativa: Con normativas cada vez más estrictas en torno a la seguridad de los edificios y la eficiencia energética, un fallo en la diligencia debida puede dar lugar a un incumplimiento, lo que conlleva fuertes multas y una reputación empañada.
Confianza del cliente: La transparencia obtenida mediante una diligencia debida técnica sólida y una auditoría energética genera confianza entre el cliente.